5 artistas de la intimidad ilustrada

Victoria Verbaan

Nos cuesta hablar de la intimidad. Quizás sea una de las cosas que de las que más difícil nos hace exteriorizar, se nos atraganta la saliva y nos cuesta sacar el aire. Hay ciertos temas, dudas, temores, medias sonrisas fruto de la timidez, delirios fruto del lívido… que nos cuesta compartir y preferimos experimentarlas por dentro, recogernos en ellos, casi vigilando para que no se escapen. Por eso es tan poderoso el arte, porque es una manera relativamente sencilla, honesta y única (de cada uno) de exteriorizar aquello que no podemos de otra forma. No sólo el artista participa del ejercicio de descubrimiento personal durante el proceso de creación de su obra, si no que el público, los admiradores del arte, también experimentamos esa sensación al ponernos delante de la obra y de alguna manera nos fusionamos con el autor y nos aventuramos en una especie de simbiosis de sentimientos compartidos. Por eso hoy queremos descubrir cinco ilustradoras que exploran la intimidad, en éste caso la femenina; y que con sus obras nos guían en el camino de la exploración y expresión personal.

1. Anna Dart

La ilustración de Anna Dart se puede definir en una sola palabra: sensualidad. Pieles delicadas y bocas medio abiertas. Los dibujos de Dart son sin duda, efigies de la pasión. El realismo de sus trazos provoca que mirarlos sea sentir lo mismo que las mujeres de sus ilustraciones, siempre interrumpidas en una situación íntimo. Observarlos es notar la piel erizarse y los ojos cerrarse involuntariamente. Su predilección por el blanco y negro es evidente, aunque usa el color cuando es necesario, para dar ese toque de calidez que cambia por completo la tonalidad y expresión del cuadro. A través de la acuarela, Anna Dart nos descubre una intimidad realista y ardiente, incluso cuando lo hace desde la frialdad.

2. Monica Rohan

La intimidad de Monica Rohan está tejida a mano y es de mil y un colores. La artista australiana vive ahora en la ciudad de Brisbane pero proviene de Queensland, un pequeño territorio campestre que la ha marcado y es aún su principal inspiración a la hora de crear sus dibujos. A través de tejidos con increíbles estampados de fantasía, la artista no solo expresa su amor por el campo y sus colores vivos. El ropaje también actúa como un símbolo de las emociones personales. Por eso, en sus dibujos aparecen mujeres recogidas en sí mismas y en sus vestidos, escondiéndose tras el temblor de sus ropas.

3. Marci Washington

Quizás a primera vista Marci Washington no sea el mejor ejemplo de ilustración de la intimidad y menos de la feminidad. Sus dibujos oscuros y fríos son más bien el reflejo de un romance fúnebre, una historia de amor con final temprano. Pero se esconde algo, tras la mirada de una mujer pálida y con las piernas abiertas, que nos descubre algo más allá después de la primera impresión. Se intuye algo íntimo en cada una de sus escenas y una sensación de retraimiento detrás de los cadavéricos semblantes. La intimidad fría también existe, es la del dolor, la del miedo y la de la apatía. Marci Washington la conoce y así, en trance, nos la revela.

4. Paula Bonet

Paula Bonet es feminidad y es feminismo. Solo hace falta ver uno de sus dibujos para darse cuenta. Su especialidad está en los rostros de mujeres, siempre bellas y siempre fuertes a la vez que vulnerables. La artista encuentra el equilibro perfecto entre la dulzura y locura que somos las mujeres y sabe como reflejarlo en un papel. Bonet dibuja la intimidad y la fragilidad de las que son fuertes con un lápiz y algo de color y a nosotras nos basta para no querer que deje de hacerlo nunca.

5. Victoria Verbaan

Si alguien sabe como pintar la femineidad insinuando esa es Victoria Verbaan. Quizás su talento natural para dibujar el cuerpo femenino a trazos de sensualidad venga de su faceta como diseñadora de moda. Además de ilustradora, Verbaan pinta cuadros, tejidos, cerámica y papeles de pared. Es polifacética y sus diseños son variados, pero en sus ilustraciones se decanta por la figura de la mujer, poniendo especial detalle en el cuerpo femenino, en las formas, en la intimidad de la lencería. Sus siluetas son como las subidas y bajadas de una montaña de rusa, llenas de vida y envueltas por un frenesí de sensaciones intrínsecas que se transmiten sin intentarlo. El blanco y negro y los trazos gruesos no impiden que sus dibujos sean delicados y templados como la seda de sus ropas.

Artículo de lamonomagazine.com