viernes, 4 de diciembre de 2015

10 pensamientos que te pueden ayudar a conseguir más proyectos

El pensamiento es la mayor de las libertades que pueden existir y nunca deberíamos permitir que nos lo secuestren. A pesar de que la sociedad o nuestro entorno influyen directamente sobre ellos y la realidad a veces los silencie, está claro que son el motor de nuestras vidas y que los pensamientos que bailan en nuestra mente son los que marcan nuestros pasos.
mas-hacer-menos-pensar
En nuestra vida profesional, nuestros pensamientos son los pasos que marcarán nuestro baile. Por ello es vital que suenen bien y nos inciten a desmelenarnos en la pista. Aquí algunos que quizás te inciten a salir y ponerte a bailar.
1. El mundo es muy grande
Exactamente 149 millones de kilómetros cuadrados de grande. Lo cual nos da una extensión lo suficientemente amplia para movernos y poder trabajar. Tan solo tenemos que ser capaces de pensar sin ponernos barreras e investigar. Y a partir de ahí, ‘casar’ las opciones con nuestras realidades y posibilidades, pero también saber observar, ya que a veces ese ‘mundo grande’ no se halla separado por kilómetros sino que lo tenemos en nuestra misma ciudad o barrio.
2. Siempre puedo encontrar a alguien a quien le encaje lo que hago
Exacto. Del mismo modo que nos encontramos a personas que no comprenden lo que hacemos y no están dispuestas a apostar por ello, podemos encontrar a usuarios u organizaciones que sí lo valoren y comprendan. Por muy rocambolesco que nos resulte –incluso a nosotros– la idea o producto, siempre puede encajar en las necesidades de alguien. No hay más que mirar el mobiliario mega recargado que habita Qatar y que quizá nunca triunfaría en los países nórdicos.
3. Tengo que llevarme bien conmigo mismo
No queda otra. Además no te podrás dejar, ni colgarte el teléfono, estarás siempre aquí o al menos por un tiempo, esperemos razonable… Y además no conocerás peor enemigo que tú mismo. Está demostrado que las barreras y los miedos que nos impiden llevar a cabo determinadas cosas las generamos nosotros mismos, con lo que es vital que te soportes, te gustes y seas capaz de valorarte o asumir el mejorar. Siempre en su justa medida que en el equilibrio está la virtud.
4. Tengo que pensar menos y hacer más
El pensamiento precede a la acción, pero a veces también la bloquea. Que estamos en una sociedad saturada de información, estímulos y desmotivaciones, no es novedad. Los pensamientos pasean por nuestra mente a una velocidad descomunal que a veces no somos capaces de asimilar. Esto, como todo, tiene partes positivas y negativas. La parte mala seguro que ya la conoces, la procrastinación, el pensar mucho y hacer poco, el no sé por donde tirar. Pero desde luego, podemos aprovecharlo. Usa papel y lápiz para que las ideas no se pierdan y reflexiona sobre la posibilidad de llevarlas a cabo, desecha y elige. Aunque algunas parezcan imposibles, todo es ponerse. La clave está en hacer, hacer y hacer.
5. Yo también sería capaz
Pues sí. Seguramente, con matices, pero tienes toda la razón. ¿Cuántas veces hemos visto una persona a la que quizás no valoramos mucho profesionalmente y sin embargo está haciendo cosas que a nosotros nos gustaría hacer? Seguro que alguna vez. Y tan solo hay una pequeña gran diferencia entre tú y esa persona. Esa persona, un día pensó en hacerlo y comenzó. Ni más ni menos. Según decía Benjamin Franklin, «hay tres tipos de personas en el mundo: los inamovibles, los movibles y los que se mueven». Seguro que le encontraremos mil trabas, pero ¿por qué no intentarlo?
6. Tengo que aprender a decir que no
¡Tienes más razón que un santo! El «no» es el final o el impedimento del comienzo de muchas cosas, pero también es el principio y/o continuación de muchas otras. Hay veces que pronunciamos muchos «síes» por necesidad, a menudo están disfrazados. Estos simples monosílabos son los dueños de nuestras decisiones y tenemos que aprender a decidirlos bien. Con los años se va teniendo práctica, aunque se siga metiendo la pata. Pero de cualquier manera lo de decir «no» es básico.
7. Con los contactos se nace… pero también se hacen
¡Claro que sí! Es cierto que los contactos son necesarios y que si los tienes de antemano todo es mucho más fácil. Es más, por desgracia estamos hartos de ver negocios millonarios en los que lo único que existían eran los contactos. Pero hoy hay múltiples formas de hacer contactos o de que los contactos vengan a ti, y a veces es tan sencillo como llamar a la puerta y presentar tu idea, proyecto, servicio, etc. Claro está que tu ‘oferta’ ha de ser sólida y que sería genial saber de antemano si lo que vas a proponer puede encajar… Aunque claro, si no vas y no te presentas, nunca lo sabrás ;-)
8. Me he equivocado, pero la experiencia es lo que cuenta
Pues sí, así es. Si no hacemos no hay error y si no erramos no aprendemos y si no aprendemos no podemos desanprender para poder hacer las cosas de manera diferente. Vamos, que los errores son buenos siempre que se analicen. Además nos pueden aportar muy buenas experiencias y darnos inumerables pistas de cómo hacer las cosas la próxima vez.
9. Roma no se hizo en un día
Efectivamente, la paciencia es una buena amiga y todo cuesta. Hay que partir de esa base y no morir en el intento. Además en el proceso, si somos perseverantes obtendremos mucha más practica y pistas de cómo hacer las cosas… Y si finalmente no es Roma lo que hay que construir no pasa nada. Igual que se construyó Roma se construyeron otras muchas ciudades.
10. Aquí lo que pasa es que no sé venderme bien
A mí la palabra venderme no me gusta nada. Prefiero la de comercializar, que se podría entender por el arte dar a un producto o servicio las condiciones y vías para su distribución. Es decir, tiene que ver con la estrategia y por lo tanto con el pensamiento. Bonito, ¿no?
Quizás es cierto que no eres un ‘as’ en la materia o quizás simplemente no te apetece, pero todo se aprende. Y por esa misma razón hay que buscar fórmulas para que eso no sea así. Y si a ti te da pavor ‘venderte’, seguro que en la inmensidad de la humanidad hay alguien que te pueda echar un cable con ello.
También está el típico pensamiento de «no tengo ni idea de cómo lo haré, pero sé que lo haré». No importa, esto es un maravilloso comienzo, si tienes claro el qué, ahora tan solo hay que definir el cómo y esa es la parte más divertida, ¿no?
¿Bailas?
Artículo visto en gràffica.info

No hay comentarios:

Publicar un comentario